Hoy recibí un comentario en mi blog que me alegro mucho. No es la primera vez que me pasa y es debido a que mi blog ha llegado a muchos lugares gracias al Internet. Es un privilegio poder hablar de lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en mi vida la cual es un milagro. Quiero compartir contigo mi respuesta:
«Como me alegro de oír de ti! No te recuerdo porque ya tiene muchísimo tiempo y conocí a mucha gente. Pero Dios me ha estado dando él privilegio a través de la maravillosa tecnología que tenemos ahora, de reconectar con muchos. ¡Maravilloso! Ya no es tan necesario viajar para ir a llevar él mensaje de amor de nuestro Padre. Gracias por dejarme este mensaje porque me anima a continuar compartiendo lo que Dios hace en mi vida con su obra transformadora. Ojala que sigas comunicándote conmigo y te suscribas a recibir mis artículos. Te mando un gran abrazo.
También me gustaría decirte que la razón de todas esas decepciones con las iglesias y los pastores de la que me cuentas, tienes razón. Pero la razón que esa es la condición en que se encuentran es porque es un sistema humano y esta obrando sus propias obras en sus propios esfuerzos. ¡Yo vivía idéntico! No fue hasta que Dios me mostró eso y lo comprendí, que hice la decisión de dejar esa vida taras y entregarme a El. Ahora vivo su vida, hago lo que el guía en sus fuerzas. No digo ni una palabra que el no indique, y vivo libre de esfuerzos y cargas que no son mías. Si en algo fallo, no me desanimo porque mi Padre ha provisto perdón y limpieza para mi sin culpa. (Rom 8:1)
A las iglesias y los pastores que antes veía como hipócritas, ahora los veo con los ojos de mi Padre, con compasión, paciencia, y amor. ¡No es mi problema que son así, y no es mi trabajo cambiarlos! Es el trabajo del Espíritu Santo. Y si Dios quiere usar mi vida y testimonio para que vean su verdad, El lo hará, no yo. ¿Puedes ver la diferencia? ¡No es mi obra! ¡Si hay problemas en la iglesia o con algún pastor, no es mi problema porque no me pertenecen! Cuando puedo reconocer eso, puedo descansar en la realidad de que el dueño que es Dios, es poderoso para tener cuidado de sus cosas.
Lo mismo me ha pasado con las injusticias que me pasan o que veo le pasan a otra gente inocente. Yo le pertenezco a mi Padre, soy su hija amada; el no va a permitir que nada me toque al menos que el tenga un plan maravilloso en ello. ¡Entonces no tengo temor de nada! Y si el me lleva por el valle de sombra de muerte, el ha prometido que estará allí llevándome en sus brazos. ¿Recuerdas a los amigos de Daniel que fueron echados al horno de fuego? ¡Salieron sin ninguno daño y ni siquiera olían a humo! ¿Que les hizo tan confiados? ¿Porque se atrevieron a desafiar al rey? ¡Le creyeron a Dios! ¡Esto los hizo libres! ¿No te parece que vale la pena vivir así?
Dios nunca intentó que sus hijos vivieran de ninguna otra manera y que fueran independientes de el. Desde el principio fue su plan que fuéramos totalmente dependientes de el. Como Jesús dijo en Juan 15, el es la vid, y nosotros somos los pámpanos. La vid es la planta completa, la vid es la que tiene las raíces, las ramas, el fruto, el pámpano es solo la ramita que se agarra de la vid para dar fruto. Es imposible que el pámpano viva sin estar firmemente unido y subsistiendo de la vid. ¿Te das cuenta? Así es como debemos vivir la vida de Dios; no hay otra manera. Si no lo vivimos así, no es la vida de Dios.
Considera como vives, si vives en temor, desgaste, triste, con culpa, amargura, enojo, etc, etc. No estas viviendo la vida de Dios. Esas son alarmas definitivas que indican que estas viviendo humanamente. Gálatas 5:22 es claro en describir cuales son los frutos del Espíritu. ¡Y son frutos que nacen de por si! ¡No nacen de ningún esfuerzo humano! Salen de la vida de Dios.
¡Eso es fácil de cambiar! Recibe la adopción que te ofrece Dios. ¡Eso es todo! Y de allí ya le perteneces. ¡Ahora ya eres su responsabilidad! ¡No te vas a cambiar a ti mismo, no te vas a esforzar por cumplir nada, porque es la obra de Dios hacerlo en ti!
¡Esto es lo que ha cambiado mi vida! Ahora soy la fuente que desborda la verdad y el amor de mi Padre, y me ha hecho libre.
Te invito a recibirlo por ti misma.
Un grande abrazo»
Estrella
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