Estaba pensando por donde empezar… bueno. Cuando tuve la embolia en el año 2008 los doctores me dijeron que no iba a quedar completamente bien. Tuve meses de terapia y si mejoré mucho, aprendí a caminar de nuevo, a usar mi mano izquierda y cuando me ves ahora te parezco una persona normal. La única que sabe que no soy normal soy yo porque tengo que lidear con las consecuencias de esa embolia. Mi lado izquierdo es devil y es torpe. Si camino, pero no normalmente. Mi esposo fue el primero que me dijo que notó mis movimientos raros. Deja ver si puedo explicarte. Cuando camino mi pie y mi perna izquierda nunca toman la iniciativa. Solamente siguen, casi se arrastan ¿Comprendes? siguiendo a la derecha. Si responden pero lentamente. Igualmente mi mano izquierda y todo mi lado izquierdo. Mi cerebro ha aprendido a compensar por la falta del lado que no sirve ya, pero el cuerpo no responde como antes.
Esta fotografía es un ejemplo de como queda un cerebro después de una embolia. Yo no se como está el mío pero si sé que fue muy grave. Te cuento todo esto para que puedas entender lo que te voy a contar.
A consecuencia de esto lo que puedo hacer ahora físicamente es limitado. Al principio después de mi recuperación y de toda la terapia que recibí, tanto yo como mi familia pensamos que iba a poder retomar todas mis actividades previas. Siempre he sido muy hacendosa tanto en mi casa como en mis proyectos. En mi casa no solamente hacía todo el quehacer diario y enseñaba la escuela a mis hijas sino que también hacia yo jardinería, reparaciones en la casa como pintar y otras cosas, lavar los carros, y todo lo que fuera necesario hacer. Si podía levantarlo lo levantaba. He hecho trabajos de hombre sin repelar porque era necesario y nadie mas lo quiso hacer. En fin, después de la embolia, traté de volver a ser esa mujer luchona, trabajadora, enfrentar los trabajos fueran lo que fueran. La cosa es que Dios no quiso que yo fuera esa mujer ya mas. Por eso me dejó mi aguijón en la carne, porque El sabía muy bien que tengo ese carácter que no se da por vencida no importa qué. ¿Sabes como al fin lo entendí? ¡A golpes! Porque traté de volver a hacer todos esos trabajos que nadie quiere hacer y que a mi me molesta ver sin hacer. Me choca ver cosas sucias, como el patio lleno de basura y el jardín lleno de hierbas. Y no tengo a nadie que me ayude o que le guste hacerlo. ¡A mi me encantan estos trabajos! ¡Me encanta ver el antes y después de mi trabajo! ¡La satisfacción de un trabajo bien hecho es increíble! ¡Y ya no puedo!
Pero mientras me rendí al hecho de que ya no puedo ay me ves con la manguera lavando mi casa por fuera, jaloneando cubetas y palas para remover la tierra. ¿Mi recompensa? ¡Me he caído muchas veces! Unos de mis familiares me decían: ¡Pues te levantas! Eso era fácil para mi antes de la embolia. Ahora es todo un circo si me caigo. ¡Mi cerebro no lo puede manejar! Para todo lo que hago lo tengo que pensar y calcularle a cada paso. Yo se que no me entiendes porque tendrías que vivirlo en carne propia. ¡Pero es la pura verdad! Me he golpeado seriamente miles de veces, me he caído muchas pero muchas veces. Ya me quebré un brazo solamente tratando de subir una escalera entrando a la casa de mi hija. No había de donde agarrarse y perdí el balance y ay voy para abajo.
La ultima vez que me caí andaba yo afuera limpiando con la manguera. No sé ni como me enrede en ella y me caí de espaldas y mi cabeza golpeó el cemento. Estaba toda mojada para cuando pude levantarme. No había nadie mas en la casa para ayudarme así que fue in milagro que lo pude hacer. El problema es que tampoco siento en mi lado izquierdo como antes. A veces me topo con algo y no lo siento. Eso fue lo que pasó en un estacionamiento cuando me partí la cara. Esta caída fue la peor, porque aunque no me quebré nada, me lastimó el cuello, la espalda, las caderas. Estuve morada y adolorida por semanas.
Al fin un día Dios me dijo: «¿Tu crees que para esto te salvé la vida? ¿para que andes limpiando y gastando tu tiempo en lo que hacías antes?» ¿Dime hijita amada, que es la única cosa que si puedes hacer excelentemente y sin problemas?
Me puse muy triste cuando lo escuché porque ya lo había pensado antes. No puedo tocar mis instrumentos, mi piano, mi guitarra, no. ¡Pero puedo escribir en mi teclado sin problemas! ¡Escribir era el sueño de mi vida! Entre otros tengo que admitir. Pero escribir me encanta, aunque a algunos no les parezca «profesional» no me importa.
Entonces lo rendí a mi Dios. «Padre, te obedezco, no mas esfuerzos humanos para las tareas que amaba, ahora me dedico a lo que me has dado por el resto de la vida que me has concedido.»
Bueno, quedé tan mal de la ultima caída que tenía que agarrarme de todo para andar de un lugar a otro. No podía ni subir la banqueta por mi misma. Mi esposo tuvo que poner barras en la regadera para que pudiera usarla. Ha sido terrible. ¡Pero puedo escribir!
Hace unas semanas mi esposo tuvo en fuerte dolor de cabeza de esos que lo tumban y no puede hacer nada. Hizo un trabajo donde había moho y no se dio cuenta hasta que era demasiado tarde. Estuvo con esos dolores de cabeza por varios días tirado en la cama. El problema con eso es que el hace muchas cosas que yo no puedo hacer. El riega las macetas que tenemos en el patio de atrás. El saca la basura, y otras cosas pesadas. El primer día que no salio a regar me preocupé por las plantas porque si no se riegan se mueren con el calor. ¡Estaba yo por atreverme a enfrentarme con esa manguera y regar yo cuando comenzó a llover! «Gracias Abba, gracias por regar por mi» Le dije a mi Dios alabando su nombre. Al siguiente día sucedió lo mismo, y yo pensando que hacer. «¿Puedes regar por mi hoy también Padre» Le dije como niña. No me lo vas a creer pero desde esa noche y cada noche que estuvo enfermo mi esposo, Dios regó mis plantas y mi jardín cada noche.
A ver si aprendo ya de una vez para que estoy aquí ¿Verdad?
Y tu ¿sabes el propósito de Dios en tu vida? ¿Le conoces? Te aseguro que no hay meta mas alta y mas sublime que conocerle.
¡Te invito!
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