El Día del Terror

Ninguno de nosotros sabemos cuando vamos a enfrentar el miedo. Quizá hasta pensamos que ya lo hemos superado por completo. En mi experiencia eso no es cierto. Dios no remueve la capacidad de que experimentemos temor porque a través de el podemos conocerle mas. Deja te cuento lo que me pasó el otro día.

Mi esposo y yo fuimos a la ciudad a una cita importante y a hacer algunas compras para la casa. Ya de regreso comenzó a llover. Nos íbamos a parar a comer en un restaurante pero estaba lleno y no tenían suficientes meseros para atender. Decidimos pararnos en un restaurante de pollo rápido y comer en la camioneta, pero luego tuve que bajarme para usar el baño y decidimos comer adentro.

Cuando entré al restaurante con los zapatos mojados porque estaba lloviendo, me di cuenta que el piso estaba muy resbaloso. Por si no lo recuerdas permiteme recordarte que sufrí una embolia hace algunos años y te he compartido antes que me he caído muchas veces por causa de mi falta de balance. Yo no puedo caminar sobre lugares con mucha inclinación. Si es ligera no es tanto problema. Tampoco puedo caminar sobre alfombras muy gruesas porque pierdo el balance. No puedo darme la media vuelta como una persona normal porque pierdo el balance y voy a dar al piso. En fin, en esa area tengo una desabilidad que tengo que respetar porque ya me he quebrado huesos. Así fue que aprendí, ¡a la mala!

Entonces cuando sentí que mis pies se resbalaban con cada paso que daba me fui con mucho cuidado muy despacito hacia el baño. Cuando entré al baño cerré la puerta con seguro como todos lo hacemos. Di la vuelta con mucho cuidado y entonces lo vi. Quisiera poder ponerte un dibujo para que veas exactamente lo que estoy tratando de contarte. En medio del baño pusieron una alcantarilla y la mayoría del piso iba en declive hacia ella. No se si me explico. El cuarto tenía un perímetro completamente plano pero muy angosto; todo el centro tenía ese declive empinado. No había manera de llegar a la taza y evitar esa parte del piso. ¡Ya de por si sentía que andaba yo patinando sobre hielo! ¡Ay!

Muy lentamente me quité mi chamarra y la puse sobre la camita de cambiar pañales de bebé que estaba cerca de la puerta y comencé a agarrarme de la mesita a ver si lograba llegar a la taza. El problema es que esto ya estaba sobre la parte del piso que iba en declive. Me di cuenta que no iba yo a poder llegar. ¿¡Pero que iba yo a hacer!? Me puse a clamar a mi Padre en voz alta. «¡Dios mio ayúdame!» «¡Ayúdame Padre mio!» Y me agarraba de la camita tratado de pasar ese lugar y mis pies se resbalaban como en mantequilla. En la pared opuesta tenían una barra para agarrarse ¡Pero estaba en la pared opuesta! «Señor ayúdame a alcanzar esa barra.» Con mi brazo izquierdo bien agarrada de la mesita y con el derecho estirado para el lado opuesto, ¡me impulsé! Alcancé a agarrar la barra y llegar a donde estaba la taza del baño. ¡Mientras usaba el baño mis pies se resbalaban debajo de mi! Desde ahí podía ver todo el piso y su inclinación en todo el centro. Iba a tener que pisar esa area para salir, no me quedaba otra opción. ¡Pero como Dios mio! Estaba yo sudando frió del pánico que sentía. Pero a la vez yo sabía que mi Dios estaba ahí conmigo.

Entonces escuche su voz decirme: «Quítate las botas hija» Traía yo puestas unos botines de tacón bajo y me las quité mientras estaba aun sentada. De inmediato sentí firmeza debajo de mis pies cuando tocaron el piso. Mis medias gruesas de algodón eran suficientes para darme piso firme, no plano, pero firme. «¡Oh gracias Padre gracias!» Me levanté y con mucho cuidado salí de ese infierno. Si de por si tengo problemas de balance en piso plano cuanto mas en algo así.

Cuando salí de ahí mi esposo me esperaba en una mesa cercana. Me vio con con las botas en la mano y le dije todo lo que me había pasado. Mis manos me estaban temblando incontrolablemente del estrés que había sufrido. Pero en mi interior gozaba de lo que mi Abba había hecho para rescatarme.

Mientras comíamos entraban otros a comprar y todos comentaban sin excepción qué tan resbaloso estaba el piso. Unos jóvenes hasta estiraban las piernas como patinado. ¡Si me hubieran visto sufriendo en el baño! ¡Si no hubiera sido por mi Dios no salgo de ahí!

¿Como manejamos otras cosas que vivimos? Unas internas y otras externas. ¿Qué haces cuando te ves en aprietos! ¿Qué haces cuando viene la tentación y ya sabes que vas a caer porque has caído tantas veces? ¡Si eres hijo de Dios no estas solo! No ignores que El vive en ti y que está en ti para vencer y para socorrerte en cada situación que enfrentas. ¿Has entristecido al Espíritu con tu pecado? ¡El es fiel y justo para perdonarte si se lo confiesas y te arrepientes! ¡Dios te ama! Y sin El no puedes vivir.

¿Te das cuenta qué tan necesaria es una relación intima con Dios? Y no necesitas intermediarios. Es entre tu y El, nadie más.

En mi sala tengo un cuadro mi verso favorito de la Palabra de Dios que mandé a pintar:

Salmo 73:25-26

25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

El se hace fuerte en mi debilidad. El hecho de que tenga yo desabilidades me hace depender mas de El. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe…

¡A Jesús sea la gloria!